Foucault en todos sus seminarios te va guiando por un viaje sobre el tiempo para llegar a lo que el llama los anormales.
Se inicia con el análisis de algunos casos dados por la pericia psiquiátrica donde pone en evidencia la incapacidad de la pericia para realizar este tipo de casos. Muy al estilo Foucault comienza con una crítica hacia el poder donde lo tacha de grotesco.
El autor nos deja ver que lo que en verdad están castigando en las pericias psiquiátricas es la moral, que no están haciendo una relación o una observación de posible patología o analizar que es lo que sebe de hacer a través de la justicia, sino que las evaluaciones están hechas para que sean juzgados a través de juicios morales.
El psiquiatra de la materia legal entonces se convertiría ahora en un juez, no tendría el poder de examinar algo clínico sino legal, comenta que a partir del articulo 64 donde dice que cualquier persona que haya cometido un crimen en estado de delirio no puede ser condenada que por mucho tiempo los peritos se dedicaban a realizar solo esto, lo que después se fue convirtiendo en lo que ya menciono más arriba que se puede definir en un “juez moral”.
A través de estos análisis de la pericia ya no se busca que hacer en términos de la ley lo que se debe hacer, sino buscar una técnica de normalización o en su defecto que sea encerrado. Buscar la técnica terapéutica o el castigo es el trabajado de estos peritos disfrazados de jueces.
Los peritajes se convierten en un análisis poco profundo y lleno de juicios morales como el mismo autor lo menciona no se busca ver si esta persona pudo o no haber hecho el crimen sino como era desde antes de haber cometido el crimen y si sus conductas son consistentes con el crimen cometido, los análisis llevan frases como estas “jugaba con armas de madera”, o sea que un posible delincuente si había mostrado en otras áreas de su vida o en otro tiempo no estar apegado a la norma posiblemente puede ser juzgado.
Categorizando a todos estos no como criminales, delincuentes o perversos sino más bien en una categoría llamada anormales, el castigo va sobre el que no está en la línea estándar.
El control anormal desde siempre a sido confinado al gobierno, a los que “están arriba”, el autor nos hace referencia a los casos de leprosos que estos por su condición enferma son retirados de la sociedad, embargaban sus bienes y hasta en algunos lugares tenían una ceremonia fúnebre porque esta personaba pasaba a estar muerta.
La exclusión de los “locos” también era así, no es que los locos hayan tomado el lugar de los leprosos pero la ciudad no podía tener dentro de ella a este tipo de personas porque atentaba contra la “razón” y eran excluidos de la sociedad, el perseguir a sujetos que no cumplan con la normalidad era su trabajo.
Hubo movimientos para perseguir a los vagabundos, mendigos, ociosos, libertinos, etc. Todos estos eran sujetos que podían poner en riesgo a la sociedad. Así bien nos deja ver que en la peste aunque por mucho tiempo también eran retirados y que las ciudades que padecían este “mal” eran clausuradas, nadie podía entrar ni salir de ellas aunque en estas si se realizaron métodos de inclusión y no de exclusión para los enfermos.
La norma la estandarizaba el poder, entonces se convierten en jueces de la normalidad.
Foucault empieza con una división de 3 figuras, al monstruo humano, el individuo a corregir y al niño masturbador.
Después el autor nos guía por la universalidad de la desviación sexual y la condena de esta misma, donde hace referencia a los siameses, a los hermafroditas que en los juicios eran tomados como hijos del diablo porque su madre se había acostado con el mismo padre de los males.
A demás de condenar todo lo anormal, el incesto y otro tipo de “desviaciones sexuales”.
La búsqueda de la normalización de todo aquel que atenta la norma desde mi propio punto de vista es lo que hace el poder, el encierro es lo que practica, es su fórmula de solución de problemas.
Antes del cristianismo las mujeres eran tomadas como una ser inferior el cual no podía ser tratado como un ser humano igual que los hombres, pero todo esto empezó a cambiar con la aparición del ángel a María y la concepción de que la mujer no servía para nada, cambio y se empezó a crear un fuerte respeto hacia la matriz de la mujer dado que esta parte de su cuerpo podía generar nueva vida.
Entonces el perseguido se convierte en un monstruo moral es aquel que afecta al soberano, que pone en peligro a la sociedad, un criminal es el que rompe la paz, el castigo llega y se convierte en una venganza del pueblo, en la actualidad esta concepción no está muy lejana, el estado puede demandarte. En Jalisco a diario cientos de personas son llevadas a los separos por lo que el poder llama faltas a la moral, una persona no puede estar desnuda en la calle, no puede orinar, no puede hacer escándalo, es castigado porque altera el orden y ataca los juicios morales de los habitantes, tiene que ser reprendido y excluido de la sociedad aunque sea por un breve tiempo.
Podemos finalizar entonces con que el individuo anormal ha sido tomado en cuenta por las instituciones y estudiosos, la figura del monstruo incorregible que ataca a la sociedad se clasifica, se estudia y llena de polémica a cualquiera que trate el tema.
La importancia de este conocimiento en la psicopatología es inherente, ya que parte desde el estudio y la conceptualización de las conductas anormales. Donde muchas personas pudieran entrar en conflicto y decir que esto no es del todo cierto y puede ser revocable.