En una tarde
de calor verde, varios hombres se encontraban reunidos, sumaban ya
treinta y cinco calurosos veranos que lo hacían, algunos de esos
veranos con intervalos de alegría, que tristemente no todos
compartían.
Pedro habla
con sus compañeros sobre su pasión por el mar, uno de los más
viejos lo escuchaba con atención, haciendo solo pausas para disipar
dudas. -¿Qué tendría que llevar a la playa sí fuéramos cuatro
personas, un perro y dos pericos? ¿Tendría qué comprar agua o
podría beber directo de las olas? ¿Irías conmigo?. Ese viejo lleva
todos los veranos planeando unas pequeñas vacaciones a las playas de
Michoacán, sus escasos recursos se lo impiden, pero no lo hacen
titubear en su decisión.
Por el
contrario Federico, un hombre con pequeña voluntad pero mucha
palabra, suele presumir sus viajes por el mundo, aunque de un modo
salvaje y sin filtros ¿Como puede hablar del mismo modo de Berlín,
Beijín. Barcelona y Bogota?. Con poco respeto a las ciudades que
visitó cuenta sus aventuras, olvida monumentos, museos y bares pero
recuerda con certeza cada peso gastado en los viajes, con el
itinerario lleno, el mismo admite que en cada viaje visita tantos
lugares que no logra recordar los pequeños y como maldición
recuerda peajes, gastos de transporte y el a veces elevado precio del
agua embotellada. Todos incluyendo a sus hijos lo juzgan de viejo
loco y a sus espaldas le ponen sobrenombres y lo tachan de tacaño.
-Nooooo
wey, ya te afedericaste, ya ni quieres sacar pa' las chelas, yo te
dije que si no traías feria mejor ni vinieras, así no se puede,
todo en la vida cuesta es por eso que traemos la troca pa' que sepan
que la armamos, imagínate que nos hubiéramos traído tu surito
jajaja pareceríamos taxistas, es que no entiendes pero como te ven
te tratan, es más, te acuerdas de mi prima, sí la que era bien
puta, sí pues porque crees que esta soltera, claro, todos veían que
las andaba regalando y pues nadie la tomo en serio, por eso hay que
cuidarse, la siguiente ves que salgas conmigo te traes unos mocasines
y un diego en la cartera mínimo.
Esteban,
uno de los jóvenes, el cual nunca se preguntó el motivo de las
reuniones (su asistencia se remonta solo a 3 años atrás) suele
llevar gorras para tapar su calvicie juvenil y barba larga para
compensar el pelo perdido, él imagina mientras los viejos hablan de
la melancolía del pasado, sus ideas lo llevan hasta los lugares de
donde sus cansados compañeros hablan, lugares de aventura, de
acción, de tiempo y anarquía.
Desde los
baños se escucha un sonido terrible, parece que alguien sufrió un
ataque, Lula (la única mujer de la reunión) corre por el pasillo,
cuando se encuentra de frente a la puerta voltea y solo ve humo,
llama a todos con un grito, tardan en llegar porque antes de correr
tienen que encontrar bastones y ayuda para levantarse de las sillas.
Entre el humo se escuchan dos carcajadas, un hombre alto con barba
blanca y un parecido a Santa Clos sale de uno de los baños. Lula
pregunta extrañada -¿Qué pasa Rodo? -Nada mija, nada, usted
siempre tan metiche, mire ¿Quien le dijo que puede venir al baño de
hombres?. Lula aunque no contenta con lo que sucede, regresa a su
silla y advierte que es otra de las bromas del ya zafado y pasado de
años de Rodo.
-Ya se
acabo la Lula, estoy seguro que es porque no se fue conmigo, yo le
ofrecí que nos fuéramos pa'l D.F., pero no quiso quesque porque su
mamá estaba enferma, pero ya ves, nada más me fui y la vieja luego
luego se murió, yo creo que ella ya sabia pero si me decía, me
hubiera esperado a que azotara la doña para llevármela, pero
tampoco es que me duela eso, si no que ahora ni me pela, ahorita
mismo sí ella quisiera me la llevo pa' Iztapalapa y le pongo su
casita, bueno bueno es que mi vieja no se tiene que enterar, ya sabes
que esta medio ruca y se le va la onda, le puedo decir que en la
fabrica me cambiaron de turno y así me hago como en las películas,
doble vida, no le quiero decir que ya me van a dar mi pensión, es
caer muy bajo, de segurito que sí le digo rápido jala conmigo, pero
para que quiero a una interesada, lo que importa es que te quieran y
que te cuiden.
Es bien
sabido por todos que tan gran cantidad de hombres no pueden estar
juntos sin ganarse problemas. En la mesa cercana a la barra se
escucha a dos hombres discutir, un hombre chaparro grita -Mira
hijuelashingada sí me quieres engañar vas a amanecer colgado de un
puente. -No, tranquilo Juan, te estoy diciendo que todo esto es neta,
este pomo vale $400 pesos. -Bueno te voy a creer, nada más porque no
quiero hacerla de pedo frente a todos, pero me cae que no vuelvo a
pistear contigo. Uno de los que se encontraba sentado se levanta de
la mesa. -No vuelvo a venir a estar reuniones, ya me lo había dicho
mi vieja, ¿Para que quieres ir con esos viejos? Y sí, tiene razón
solo que no puede saberlo ¿Qué voy hacer ahora? el año pasado me
dejaron de hablar todos por decirles que es una perdida de tiempo
estar juntos, chingado.
¿Cuál es
la razón que une a tantos hombres? Ellos trabajaban en una pequeña
asociación dedicada a cuidar migrantes del sur, en tiempos que
viajar hacia el norte a demás de asegurar aventura significaba
abundancia. Su juventud fue entregada a esos hombres que emprendían
largos viajes, en los que las fronteras y las leyes se volvían humo.
En un lugar podían llegar y trabajar en cambio en otros se mantenían
escondidos con su equipaje a no más de tres pasos por si tenían que
huir. La asociación tenia por nombre "los amigos del migrante",
entre estros hombres agrupados se encontraba el medico, el encargado
de las finanzas, el cocinero, el gerente y todo aquel que tuvo una
actividad por lo menos continua en "los amigos del migrante".
-Fíjate
Ricki que a veces pienso -Ah piensas, no manches no seas presumido
-No, de verdad, esto es serio -Bueno, Bueno -Mira es que estoy
pensando que juntarnos cada año es inútil, no hacemos nada, cada
día nos hablamos menos y de algunos ya ni recuerdo los nombres.
Un día los
hombres del sur decidieron quedarse en casa y no volver a viajar, los
tiempos aunque no mejores sí menos esperanzados, lo cual había
hecho que todos ellos quedaran sin empleo, los empresarios y el
gobierno poco a poco dejaron de apoyarlos. El pueblo se quedo sin
viajeros y con poco trabajo, los que contaban con títulos académicos
lograron instalarse en empresas, los menos afortunados regresaron a
la siembra de agave. Todos tristes por haber entregado su vida a un
trabajo que se había esfumado.
En cada
aniversario de la asociación se reunían, cada vez con mayor
nostalgia. Él que antes se había encargado de las finanzas hablaba
ante todos sobre los momentos de aventura, de ayuda, hablaba sobre la
gente que ayudaron a no morir y sobre la que ayudaron a morir,
recordaba la fortaleza de los hombres viajeros y se preguntaba de una
forma casi poética ¿Cuando volverán viajantes? ¿Cuando volverán
errantes? ¿Cuando volverá la esperanza del sur?. -Oigan hombres,
estoy hablando, de verdad que con ustedes no se puede hablar de cosas
serias, uno que quiere recordar los viejos tiempos y ustedes pensando
a que hora llega el mariachi.
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