sábado, 30 de mayo de 2015

Los amigos o nada para recordar.

En una tarde de calor verde, varios hombres se encontraban reunidos, sumaban ya treinta y cinco calurosos veranos que lo hacían, algunos de esos veranos con intervalos de alegría, que tristemente no todos compartían.

Pedro habla con sus compañeros sobre su pasión por el mar, uno de los más viejos lo escuchaba con atención, haciendo solo pausas para disipar dudas. -¿Qué tendría que llevar a la playa sí fuéramos cuatro personas, un perro y dos pericos? ¿Tendría qué comprar agua o podría beber directo de las olas? ¿Irías conmigo?. Ese viejo lleva todos los veranos planeando unas pequeñas vacaciones a las playas de Michoacán, sus escasos recursos se lo impiden, pero no lo hacen titubear en su decisión.

Por el contrario Federico, un hombre con pequeña voluntad pero mucha palabra, suele presumir sus viajes por el mundo, aunque de un modo salvaje y sin filtros ¿Como puede hablar del mismo modo de Berlín, Beijín. Barcelona y Bogota?. Con poco respeto a las ciudades que visitó cuenta sus aventuras, olvida monumentos, museos y bares pero recuerda con certeza cada peso gastado en los viajes, con el itinerario lleno, el mismo admite que en cada viaje visita tantos lugares que no logra recordar los pequeños y como maldición recuerda peajes, gastos de transporte y el a veces elevado precio del agua embotellada. Todos incluyendo a sus hijos lo juzgan de viejo loco y a sus espaldas le ponen sobrenombres y lo tachan de tacaño.

-Nooooo wey, ya te afedericaste, ya ni quieres sacar pa' las chelas, yo te dije que si no traías feria mejor ni vinieras, así no se puede, todo en la vida cuesta es por eso que traemos la troca pa' que sepan que la armamos, imagínate que nos hubiéramos traído tu surito jajaja pareceríamos taxistas, es que no entiendes pero como te ven te tratan, es más, te acuerdas de mi prima, sí la que era bien puta, sí pues porque crees que esta soltera, claro, todos veían que las andaba regalando y pues nadie la tomo en serio, por eso hay que cuidarse, la siguiente ves que salgas conmigo te traes unos mocasines y un diego en la cartera mínimo.
Esteban, uno de los jóvenes, el cual nunca se preguntó el motivo de las reuniones (su asistencia se remonta solo a 3 años atrás) suele llevar gorras para tapar su calvicie juvenil y barba larga para compensar el pelo perdido, él imagina mientras los viejos hablan de la melancolía del pasado, sus ideas lo llevan hasta los lugares de donde sus cansados compañeros hablan, lugares de aventura, de acción, de tiempo y anarquía.

Desde los baños se escucha un sonido terrible, parece que alguien sufrió un ataque, Lula (la única mujer de la reunión) corre por el pasillo, cuando se encuentra de frente a la puerta voltea y solo ve humo, llama a todos con un grito, tardan en llegar porque antes de correr tienen que encontrar bastones y ayuda para levantarse de las sillas. Entre el humo se escuchan dos carcajadas, un hombre alto con barba blanca y un parecido a Santa Clos sale de uno de los baños. Lula pregunta extrañada -¿Qué pasa Rodo? -Nada mija, nada, usted siempre tan metiche, mire ¿Quien le dijo que puede venir al baño de hombres?. Lula aunque no contenta con lo que sucede, regresa a su silla y advierte que es otra de las bromas del ya zafado y pasado de años de Rodo.

-Ya se acabo la Lula, estoy seguro que es porque no se fue conmigo, yo le ofrecí que nos fuéramos pa'l D.F., pero no quiso quesque porque su mamá estaba enferma, pero ya ves, nada más me fui y la vieja luego luego se murió, yo creo que ella ya sabia pero si me decía, me hubiera esperado a que azotara la doña para llevármela, pero tampoco es que me duela eso, si no que ahora ni me pela, ahorita mismo sí ella quisiera me la llevo pa' Iztapalapa y le pongo su casita, bueno bueno es que mi vieja no se tiene que enterar, ya sabes que esta medio ruca y se le va la onda, le puedo decir que en la fabrica me cambiaron de turno y así me hago como en las películas, doble vida, no le quiero decir que ya me van a dar mi pensión, es caer muy bajo, de segurito que sí le digo rápido jala conmigo, pero para que quiero a una interesada, lo que importa es que te quieran y que te cuiden.
Es bien sabido por todos que tan gran cantidad de hombres no pueden estar juntos sin ganarse problemas. En la mesa cercana a la barra se escucha a dos hombres discutir, un hombre chaparro grita -Mira hijuelashingada sí me quieres engañar vas a amanecer colgado de un puente. -No, tranquilo Juan, te estoy diciendo que todo esto es neta, este pomo vale $400 pesos. -Bueno te voy a creer, nada más porque no quiero hacerla de pedo frente a todos, pero me cae que no vuelvo a pistear contigo. Uno de los que se encontraba sentado se levanta de la mesa. -No vuelvo a venir a estar reuniones, ya me lo había dicho mi vieja, ¿Para que quieres ir con esos viejos? Y sí, tiene razón solo que no puede saberlo ¿Qué voy hacer ahora? el año pasado me dejaron de hablar todos por decirles que es una perdida de tiempo estar juntos, chingado.

¿Cuál es la razón que une a tantos hombres? Ellos trabajaban en una pequeña asociación dedicada a cuidar migrantes del sur, en tiempos que viajar hacia el norte a demás de asegurar aventura significaba abundancia. Su juventud fue entregada a esos hombres que emprendían largos viajes, en los que las fronteras y las leyes se volvían humo. En un lugar podían llegar y trabajar en cambio en otros se mantenían escondidos con su equipaje a no más de tres pasos por si tenían que huir. La asociación tenia por nombre "los amigos del migrante", entre estros hombres agrupados se encontraba el medico, el encargado de las finanzas, el cocinero, el gerente y todo aquel que tuvo una actividad por lo menos continua en "los amigos del migrante".

-Fíjate Ricki que a veces pienso -Ah piensas, no manches no seas presumido -No, de verdad, esto es serio -Bueno, Bueno -Mira es que estoy pensando que juntarnos cada año es inútil, no hacemos nada, cada día nos hablamos menos y de algunos ya ni recuerdo los nombres.

Un día los hombres del sur decidieron quedarse en casa y no volver a viajar, los tiempos aunque no mejores sí menos esperanzados, lo cual había hecho que todos ellos quedaran sin empleo, los empresarios y el gobierno poco a poco dejaron de apoyarlos. El pueblo se quedo sin viajeros y con poco trabajo, los que contaban con títulos académicos lograron instalarse en empresas, los menos afortunados regresaron a la siembra de agave. Todos tristes por haber entregado su vida a un trabajo que se había esfumado.


 En cada aniversario de la asociación se reunían, cada vez con mayor nostalgia. Él que antes se había encargado de las finanzas hablaba ante todos sobre los momentos de aventura, de ayuda, hablaba sobre la gente que ayudaron a no morir y sobre la que ayudaron a morir, recordaba la fortaleza de los hombres viajeros y se preguntaba de una forma casi poética ¿Cuando volverán viajantes? ¿Cuando volverán errantes? ¿Cuando volverá la esperanza del sur?. -Oigan hombres, estoy hablando, de verdad que con ustedes no se puede hablar de cosas serias, uno que quiere recordar los viejos tiempos y ustedes pensando a que hora llega el mariachi.

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